Cada año, del 6 al 14 de julio, Pamplona se convierte en el epicentro de una de las fiestas más vibrantes y multitudinarias del mundo: los Sanfermines. Miles de personas, tanto locales como visitantes de todos los rincones del planeta, se visten de blanco con el característico pañuelo rojo para vivir una celebración llena de emoción, tradición y adrenalina.

El Chupinazo: El Inicio de la Fiesta

Las fiestas comienzan el 6 de julio al mediodía con el famoso “chupinazo”, un cohete que se lanza desde el balcón del Ayuntamiento ante una Plaza Consistorial abarrotada de gente. En ese momento, Pamplona estalla en alegría y da inicio a nueve días de fiesta ininterrumpida, donde la música, el baile y la camaradería son protagonistas.

Los Encierros: Adrenalina en Estado Puro

Uno de los momentos más esperados de cada jornada es el encierro, que se celebra cada mañana a las 8:00. Se trata de una carrera de aproximadamente 850 metros en la que los corredores, conocidos como mozos, desafían a seis toros bravos mientras recorren las calles del casco antiguo hasta la plaza de toros. La tensión, el peligro y la emoción convierten cada encierro en un espectáculo único que millones de personas siguen en directo.

Tradición y Cultura en Cada Rincón

Pero los Sanfermines no son solo encierros. Durante estos días, la ciudad se llena de eventos culturales, como las comparsas de gigantes y cabezudos, los conciertos al aire libre, las corridas de toros y las procesiones en honor a San Fermín, el patrón de la ciudad. Además, las peñas, agrupaciones festivas con décadas de historia, animan las calles con charangas y cánticos populares.

Un Ambiente Único y Acogedor

Lo que hace que los Sanfermines sean inolvidables es su ambiente: la hospitalidad de los pamploneses, el espíritu de hermandad entre los asistentes y la energía que se respira en cada rincón. Desde el vermú del mediodía hasta la música en la calle hasta altas horas de la madrugada, cada momento es una celebración.

El Pobre de Mí: El Cierre de la Fiesta

El 14 de julio, a medianoche, los Sanfermines llegan a su fin con el tradicional “Pobre de Mí”, un acto en el que los asistentes, con velas en mano, se despiden de la fiesta cantando: “Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín”. Con ello, Pamplona recupera poco a poco su rutina, pero ya con la mirada puesta en la próxima edición.

Los Sanfermines son más que una fiesta: son una experiencia única, donde tradición, emoción y diversión se mezclan en una celebración que cada año conquista a más personas y deja recuerdos imborrables en quienes la viven.